En un reciente artículo, Energy Analytics Institute ha señalado a Vaca Muerta como la “joya de la corona” del futuro energético de Argentina.
Esta vasta formación de hidrocarburos no convencionales, ubicada en la cuenca neuquina, abarca aproximadamente 30.000 kilómetros cuadrados y se extiende desde Neuquén hacia las provincias de Río Negro, La Pampa y Mendoza.
Vaca Muerta es reconocida como la segunda reserva de gas natural más grande del mundo y la cuarta en petróleo no convencional. Con una profundidad que varía entre 2.500 y 3.500 metros, esta formación geológica contiene aproximadamente 308 millones de pies cúbicos de gas y 16.000 millones de barriles de petróleo.
El impacto de Vaca Muerta en la economía argentina es notable. Actualmente, representa el 58% de la producción petrolera y el 74% de la producción de gas del país. Además, su explotación podría reducir la dependencia de importaciones energéticas y generar ingresos significativos a través de exportaciones. La formación también ha atraído la atención de importantes compañías energéticas globales, que ven en Vaca Muerta una oportunidad para invertir en el creciente mercado energético argentino.
Con el apoyo de políticas gubernamentales y avances tecnológicos en técnicas de extracción como la fracturación hidráulica (fracking) y la perforación horizontal, Vaca Muerta se posiciona como un pilar fundamental para el auge energético de Argentina y su transformación en una potencia energética regional y global.